«El próximo año, sólo llama»


Molly arrebató el cuaderno de manos de Abigail con tanta fuerza que todos escucharon una hoja desgarrándose.

—¿Cómo que una semana? ¡No puede ser una semana! —exclamó, mientras revisaba—.  Maldiciónsíesunasemana. ¡Tenemos mal todo!

A estas alturas, ya no sabían si estaban destrozando la línea de tiempo de la novela, o si la línea de tiempo de la novela los estaba destrozando a ellos. Abigail estaba feliz de recordarles que eso no estaría pasando si hubieran planeado mejor antes de ponerse a escribir. Cuando lo hizo, Ana olvidó pedirle amablemente que se callara la boca, como usualmente habría hecho, así que Alan cedió ante la presión y prometió hacer las correcciones.

Abigail y Molly sabían que eso significaba que tendrían que hacer una cacería de errores después. Ninguna lo dijo y el silencio se extendió varios segundos en la sala de Alan. Era como si alguien hubiera olvidado su parte en una obra de teatro.

—Haru, ¿otra vez nos estás poniendo los cuernos con otra novela? —dijo Alan, ligeramente enfadado—. Al menos escribe algo que puedas terminar, ¿no? La forma en que miras al vacío cuando te da un bloqueo literario es perturbadora.

Lo hacía sonar como si el bloqueo de escritor fuera una enfermedad. Abigail y Molly pensaban que era sólo una forma de hablar, pero Ana (alias Haru) creía que eso era exactamente lo que era.

—Sólo tú saltarías a semejante conclusión sólo porque  estoy distraída —le reclamó.

—Es mi superpoder —él tomó sus palabras como una admisión de culpa—. A ver, déjanos leerlo y trataremos de ayudarte a encontrar la siguiente frase. Así podemos volver a trabajar.

—Pues te equivocas —Ana se cruzó de brazos. Luego, soltando un suspiro melancólico, agregó:—. Y esto es culpa de Molly. “Escribir sobre lo que te molesta ayuda mucho”, dijo.

—¿No funcionó? —preguntó Molly.

Todos interrumpieron más o menos al mismo tiempo.

—¿Qué? —Alan estaba riéndose.

—¡Estoy peor! —Ana emitió un quejido que debía haber sonado lastimero, pero en ella parecía amenazante. Luego, con el tono de irritación con que señalaba errores argumentales, explicó:—. Ahora tengo este personaje que es un conquistador de galaxias, y va y tortura a los vecinos de sus padres para tener con que pasar el tiempo, y su mamá está toda angustiada  porque van a perder varios contactos si esa gente se ofende por…

—¿Pues qué problemas tienes que acabaste escribiendo eso? —dijo Abigail, con una mueca.

—¡Eso no tiene nada que ver con ir a casa en navidad! —Molly era la única que sabía cuál era el dilema de su amiga, pero eso no le ayudaba a entender nada.

Eso bastaba para que Alan entendiera. Era su superpoder, después de todo.

—¿Tú familia te invita a una cena de navidad que dará para sus vecinos? ¿Estás segura de que tu protagonista no prefiere herir a sus padres, en lugar de los inocentes vecinos?

—Sería lo más justo —admitió Ana—, pero recuerda que son el tipo de gente que  invitaría a su amado hijo a una cena aburrida. Son mejores villanos de lo que él podría ser aún en sus mejores sueños.

Molly asintió solemnemente.

—Sea como sea, el cuento lo terminé. El problema es que no le encuentro título. Todo suena demasiado serio o demasiado corto.

Abigail estaba negando con la cabeza. Antes de que abriera la boca ya todos sabían que no iba a hablar sobre el cuento.

—¿Por  qué vas a ir a una cena que te parece aburrida? Esa no eres tú.

—Es que no voy a ir. ¡Pero los voy a extrañar! —Ana prácticamente suspiró—Todos  los años es la misma estupidez.

—Si quieres puedo pasar la nochebuena contigo —ofreció Alan.

—Oh, ¿tú me vas a animar? —replicó Ana, con tono sugerente.

—En cualquier forma que te apetezca —él intentó imitarla, pero no funcionó muy bien.

—Muy amable, lover boy —dijo Molly—, pero ella igual va a pasar la nochebuena separada de su familia.

¿Y por qué no los llamas? —recomendó Abigail.

—Porque entonces empiezan a preguntar porque no voy a ir, y me regañan como si fuera una niña caprichosa, hasta que acabo tan enojada que me porto como una niña caprichosa. Y luego, claro, se…

—Y quedan peleados —Molly volvía a  asentir con aire de buena conocedora.

—Nah, en la misma hacemos las paces. Es sólo hacer coraje por gusto.

Al oír  eso, los otros le recordaron que así era como ella y su familia se relacionaban. No iba a extrañarlos si estaban peleando como siempre.

—Ustedes tienen una lógica retorcida. Con razón los quiero tanto. ¡Bueno, pues! —Ana se enderezó y le pidió el cuaderno a Molly con un gesto—. ¡A trabajar! Hay que hacer ese dibujito que Aby llama línea de tiempo. Así Alan sólo tiene que hacer una revisión. Y, por todo lo que es bueno, Alan, revisa aunque sea las palabras que te subraya el corrector de ortografía.

Ya no les quedaba mucho tiempo para trabajar ese día, pero lo usarían bien. Ana estaba enfocada ahora que se le había ocurrido un título para su historia y tenía un nuevo enfoque para sus planes de nochebuena.

Casi media hora después, Molly inclinó la cabeza, pensativa, y preguntó:

—Haru, ¿por qué diablos te personifica un conquistador de galaxias?

—Él no me personifica, tonta. Lo que pongo en mis historias es el sentimiento, no a mí misma. Soy muy aburrida como para ser contada.


Cuentos sobre cuentos
Colección de relatos que giran alrededor de algo que los personajes han escrito o leído,
el título corresponde a ese texto.


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